La respuesta más sencilla a esta pregunta y, posiblemente, la más sincera sería: «No tengo ni la más remota idea». Voy a ser bueno y voy a extenderme un poco más.
En septiembre de 2012 acabé un Máster en la Universidad de Granada. Y el mismo mes fundé una empresa con un antiguo compañero de carrera, luego de trabajo y más tarde de Máster (y sobretodo amigo). Pusimos mucha ilusión, pusimos mucho trabajo y hasta conseguimos algún proyecto. El problema fué que cobrar ese proyecto fué imposible, que no teníamos más proyectos para seguir trabajando y que la ilusión fué desapareciendo ante esta situación. Así que unos meses más tarde decidimos cerrar.
10 días después me fuí a trabajar a Blackpool. ¿Blackpool? Sí, a trabajar en un hotel a cambio de comida y cama. Es una ciudad bastante pintoresca, una especie de Benidorm del noroeste de Inglaterra, dónde los ingleses van a gastar dinero en casinos, en máquinas de juegos y en alcohol. Estuve allí casi 3 meses y me traje un nivel de inglés bastante aceptable.
Mientras estuve allí hice algunas entrevistas para trabajos de ingeniero en Londres, Manchester, Bristol… Allí hay muchas más oportunidades que en España, eso seguro. Aunque hay otros muchos motivos para emigrar, como os conté en Mis razones para emigrar.
Tras esta aventura británica, volví a Granada para trabajar durante 2 semanas en el Campus Infantil de Software Libre, por quinta vez consecutiva. Básicamente enseñamos a los niños de entre 7 y 13 años algunas herramientas de softaware libre: procesador de textos, dibujo, Scratch… Es de lo más entretenido.
Me puse a actualizar mi perfil en LinkedIn y cambié el título del perfil de Desarrollador Python/Django a Python/Django web developer looking for a job in UK. No pensaba que tendría tanto impacto. De repente, desde mi casa en Granada, estuve envuelto en varios procesos de selección sin haber echado un sólo CV.
A principios de agosto, me llamaron diciendo que tenían una oferta de trabajo que encajaba con mi perfil, pero que no era para Reino Unido, era para Dubai. A mí, sinceramente, si no puedo estar en Granada, me da igual estar en Madrid que en Pekín. Así que les dije que sí, que estaba interesado.
Creo recordar que hice 3 entrevistas. La primera fué una entrevista de recursos humanos y experiencia anterior. Básicamente me preguntaron por mi situación personal, mi predisposición para ir a Dubai, qué había hecho yo en mi vida hasta ahora y poco más. La segunda fué una prueba técnica. Me mandaron un documento con varias preguntas. Había pruebas de código, preguntas técnicas y, me sorprendió, también había preguntas que se referían más a la estrategia de negocio. Y llegó la tercera entrevista…
Al haber llegado hasta aquí, ya empezaba a ponerme nervioso. Esta iba a ser otra prueba técnica pero con Skype y compartiendo el escritorio en directo. A mí, que me miren mientras trabajo siempre me ha molestado, me pone nervioso y me hace rendir como suelo hacerlo. La entrevista fué horrible. Lo digo absolutamente en serio, creo que es la peor entrevista que jamás haya hecho. O al menos esa fué mi sensación.
Acabé la entrevista absolutamente deprimido y decepcionado. A los 20 minutos me llamaron desde la empresa y no cogí el teléfono. Estaba tan convencido de que no me iban a coger que no me interesaba lo que pudieran decirme. Al rato también me llegó un mail diciéndome que tenían que querían hablar conmigo, que cuando estuviera disponible los avisase. Eran más o menos las una de la tarde.
Al final, como a las 6 de la tarde, me decidí a responderles al mail. Casi inmediatamente me llamó la jefa de recursos humanos de la empresa, desde su móvil personal y desde casa. Habían decidido ¡ofrecerme un puesto de trabajo! En ese momento flipé. A partir de entonces todo genial.
Me han comprado el billete de avión, me han reservado 2 semanas de hotel mientras encuentro un piso dónde alojarme y me han hecho todos los papeleos del visado. Las condiciones de trabajo son mucho mejores que las que podría tener en España. Incluso la indemnización por despido es mayor, 21 días por año trabajado. Y bueno, aquí estoy, ¡en Dubai!
Ver que alguien se fija en lo que puedes aportar, que no sólo valoran tus estudios sino también otras experiencias es muy gratificante. Estoy absolutamente convencido que han valorado mucho que haya intentado montar 2 empresas anteriormente, que no me haya pesado irme a trabajar a un hotel sin cobrar para aprender inglés y que lea libros sobre gestión de proyectos y empresas. Y qué queréis que os diga, ¡me encanta!